El protagonista del segundo capítulo de "Leyendas del Sevillismo" es el griego Vassilis Tsartas, que a pesar de militar en el Sevilla durante la época probablemente más oscura e inestable de toda la historia sevillista, caló muy hondo en el corazón de los sevillistas y aún hoy se le recuerda con cariño.
Tsartas era un jugador muy técnico, con una zurda muy precisa y una gran visión de juego. Solía jugar de mediapunta o centrocampista ofensivo. Su visión de juego y su preciso golpeo de balón lo convertían en toda una referencia para el equipo a la hora de distribuir el balón y liderar los ataques, además, lanzaba las faltas maravillosamente desde casi cualquier posición. Era uno de los mejores especialistas del mundo, si no el mejor. Su fuerte golpeo unida a la precisión de su pierna izquierda le dotaba de una excelente llegada. Su mayor defecto y quizá lo que supuso que no jugara en ningún equipo grande fue su limitada capacidad de sacrificio. En el Sevilla se encargaba de tirar todas las faltas, córners y penaltis. Destacó por sus asistencias pero también por su capacidad goleadora, anotando numerosos tantos de bellísima factura.
Tsartas comienza su carrera en su país natal, destaca en un par de equipos menores y el AEK de Atenas se interesa por él contratándolo en 1993. Después de tres temporadas, consigue dos títulos de liga con el AEK, se proclama máximo goleador del torneo y es nombrado futbolista griego del año. Tsartas decide poner fin a su etapa en el fútbol griego y decide dar el salto a una liga superior aceptando la oferta del Sevilla, en torno a unos 300 millones de las antiguas pesetas.
El griego llega a Nervión en la temporada 1996/1997 con solo 23 años y con José Antonio Camacho en el banquillo sevillista, en una de las peores temporadas que recuerda el sevillismo. El equipo comenzó mal desde el inicio del campeonato, el entrenador no confiaba en él y tenía por delante al argentino Matías Almeyda, protagonista de un fichaje multimillonario por parte del Sevilla, al croata Robert Prosinecki, a su compatriota Marinakis y al mallorquín Marcos Martín.
Ante la poca efectividad y el bajo rendimiento de numeros jugadores, Tsartas comenzó a contar con algunos minutos. Camacho, incapaz de abordar la situación, decidió dimitir en Febrero después de una vergonzosa remontada de la Real Sociedad en el Sánchez Pizjuán, en tan solo diez minutos, de un 2 a 0 favorable al Sevilla.
La pesadilla se mascaba. La directiva decidió contar entonces con el técnico argentino Bilardo, quien ya había entrenado al Sevilla en el pasado, pero las cosas no mejoraron y también acabó dimitiendo, al cabo de un més. Julián Rubio fue finalmente el entrenador con el que el Sevilla certificaría el descenso a segunda división.
Ante la poca efectividad y el bajo rendimiento de numeros jugadores, Tsartas comenzó a contar con algunos minutos. Camacho, incapaz de abordar la situación, decidió dimitir en Febrero después de una vergonzosa remontada de la Real Sociedad en el Sánchez Pizjuán, en tan solo diez minutos, de un 2 a 0 favorable al Sevilla.
La pesadilla se mascaba. La directiva decidió contar entonces con el técnico argentino Bilardo, quien ya había entrenado al Sevilla en el pasado, pero las cosas no mejoraron y también acabó dimitiendo, al cabo de un més. Julián Rubio fue finalmente el entrenador con el que el Sevilla certificaría el descenso a segunda división.
En una liga, por aquel entonces de 22 equipos y 42 jornadas, el griego logró participar en 32 encuentros. La mayoría de ellos saliendo desde el banquillo, de hecho, solo disputó 12 encuentros completos en los que transformó nada más y nada menos que 8 goles, casi todos en el último tramo de la competición y con Julián Rubio en el banquillo sevillista, que sería el único de los tres entrenadores que sacó realmente provecho al griego.
Después de la nefasta temporada la directiva logra convencer al jugador griego para que continúe en el club en segunda división. El Sevilla comienza la temporada 97/98 con Julián Rubio, que acaba siendo destituido en Octubre. Le sucedió Vicente Miera, aunque finalmente acabaría la temporada el interino Juan Carlos Álvarez. El Sevilla no consiguió el ascenso y tenía que afrontar otro año más en segunda división. Tsartas participó en 35 encuentros y anotó 8 goles.
En el verano de 1998 Tsartas está a punto de fichar por el Racing de Santander. A punto de firmar su contrato, la directiva sevillista se echa atrás y rompe las negociaciones, finalmente, a pesar de haber llegado ya a un acuerdo con el equipo santanderino, con el consiguiente enfado del jugador heleno.
Ante este panorama, comienza la temporada 1998/1999, con Fernando Castro Santos en el banquillo, que no acaba la temporada debido a los malos resultados y es sustituido por Marcos Alonso, con quien finalmente el Sevilla logra ascender a primera división. Tsartas se erige en el líder del equipo y participa en 40 encuentros y marca 18 goles. Todos los aficionados al fútbol que conocían al heleno, se preguntaban como un jugador de tanta calidad podía estar en un equipo que militaba en segunda división.
Fue fundamental en los dos partidos que el conjunto sevillista tuvo que disputar en la promoción para subir a primera división frente al Villareal, marcando dos goles a domicilio que encauzaron la eliminatoria. Curiosamente el portero que defendía la camiseta del Villareal era Andrés Palop, quien luego se convertería en uno de los mejores porteros de la historia del Sevilla.
Palop, en el Villareal y Tsartas, en el Sevilla. |
Al final de la temporada el futbolista es protagonista de otra curiosa anécdota, el griego dedicó el ascenso conseguido a Lopera, cuando fue preguntado por los micrófonos de canal sur. El por aquel entonces máximo accionista del eterno rival, pagó unas jugosas primas al Lleida por ganar al conjunto sevillista en una de las últimas jornadas para intentar evitar que el Sevilla lograra volver a primera división.
El Sevilla volvía a primera división, por fin, con Marcos Alonso como entrenador. El entrenador que mejor supo entender al genial futbolista griego. Pero los errores del pasado se volvieron a cometer y el conjunto sevillista malgasta un dineral en futbolistas uruguayos, sin lograr configurar una plantilla equilibrada. Cuenta Tsartas que en esa misma temporada, siendo un jugador con cierto mando y carisma dentro de la plantilla, recomienda fichar a los gestores sevillistas a Makay y a Baraja pero el club finalmente opta por fichar al uruguayo Marcelo Otero por 1.000 millones de pesetas, que pasará a la historia por ser uno de los peores fichajes de la historia del Sevilla.
Marcos Alonso ocupó el banquillo la mayor parte de la temporada, pero la campaña resultó ser decepcionante. el Sevilla no lograba conseguir buenos resultados, los errores arbitrales se acumulan partido tras partido, el comité de competición se cebó con el Sevilla cerrándole el estadio hasta en tres ocasiones y el club acaba volviendo a segunda división con Juan Carlos Álvarez otra vez en el banquillo. A pesar de ello, Tsartas participó en treinta partidos y consiguió diez tantos, protagonizando algunos buenos encuentros, como una gran remontada al Barcelona en el Sánchez Pizjuán.
Marcos Alonso ocupó el banquillo la mayor parte de la temporada, pero la campaña resultó ser decepcionante. el Sevilla no lograba conseguir buenos resultados, los errores arbitrales se acumulan partido tras partido, el comité de competición se cebó con el Sevilla cerrándole el estadio hasta en tres ocasiones y el club acaba volviendo a segunda división con Juan Carlos Álvarez otra vez en el banquillo. A pesar de ello, Tsartas participó en treinta partidos y consiguió diez tantos, protagonizando algunos buenos encuentros, como una gran remontada al Barcelona en el Sánchez Pizjuán.
El propio Tsartas cuenta que estuvo a punto de fichar por el Real Madrid, pero al entrenador de entonces, Toshack, no le agradaba y lo descartó como fichaje. Tsartas se tomó su particular venganza, marcando un gol de falta contra el Real Madrid que empataba el partido, y que finalmente supuso la destitución del técnico merengue.
Tsartas puso fin a su estapa como sevillista al término de la misma y regresó a jugar con su ex equipo. Las circunstancias en las que vivió Tsartas su periplo en Sevilla no contribuyeron a que diera el salto a algún grande de Europa, siendo el futbolista heleno uno de los casos más llamativos de jugadores a los que no les llegó el merecido reconocimiento futbolístico. En sus últimas campañas, el fútbol le recompensó, contra todo pronóstico, Tsartas consigue ser campeón de Europa con la selección de Grecia en el año 2004.
Aquí os un dejo un vídeo con todos los goles de Tsartas vistiendo la camiseta del Sevilla, no os lo perdáis:
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