Los Morancos, vestidos de corto en Nervión... |
Varios han sido los casos de hermanos que han jugado en el Sevilla, ya sea en épocas distintas o coincidiendo en el tiempo. Estos casos se multiplican de forma considerable si echamos la vista atrás, durante los primeros años de vida del Sevilla y también en los distintos escalafones de la cantera nervionense, por lo que únicamente nos ceñiremos a recopilar alguna información sobre aquellos jugadores que, siendo hermanos, han jugado en la máxima categoría con la camiseta del Sevilla en algún momento de su historia, aunque no hayan coincidido en el tiempo.
Algunas de las fotos han sido cedidas por el Área de Historia del Sevilla FC y otras pertenecen a www.bdfutbol.com.
Los hermanos Tejada
Los hermanos Tejada, naturales de Osuna y miembros de una familia numerosa, se formaron en la cantera del Sevilla, aunque nunca llegaron a coincidir sobre el terreno de juego. Curiosamente, el segundo de ellos coincidió con un tercer hermano, al que se le tuvo que apodar Tejada III, que aunque llegó a debutar con el primer equipo del Sevilla, no jugó en primera división.
El mayor de los tres hermanos futbolistas fue Luis Gómez de Tejada Sanz, conocido futbolísticamente como Tejada. Actuaba de centrocampista y jugó en el Sevilla durante cinco temporadas, formando parte del equipo que conquistó la primera Copa del Rey (1935). Militó en el conjunto nervionense desde 1931 hasta 1936.
Su hermano Ramón, al que se le bautizó futbolísticamente con el nombre de Tejada II, jugaba en la misma posición en la que lo hacía su hermano mayor. Cuatro años menor que Tejada I, tan sólo participó en un encuentro de Liga de la campaña 1939/1940, llegando a coincidir en la plantilla del primer equipo con otro de sus hermanos, el mencionado Tejada III, aunque éste no llegó a debutar en la máxima categoría.
Los hermanos Guillamón
Los Guillamón han sido toda una saga de futbolistas. En realidad fueron tres, José, Joaquín y Fernando. Todos ellos se formaron en la cantera del Sevilla, aunque solo el primero y el tercero jugaron con el conjunto nervionense en la máxima categoría, eso sí, en épocas distintas. El segundo de los hermanos, Joaquín, llegó a jugar en el Betis.
José Guillamón era el mayor de los hermanos y debutó con el Sevilla en la campaña 1935/1936. Jugó como guardameta del primer equipo del Sevilla durante cuatro temporadas, interrumpidas por la guerra civil. En sus dos primeras campañas permaneció a la sombra del gran Guillermo Eizaguirre y en las dos siguientes consiguió el puesto de titular tras la retirada de Eizaguirre, hasta que Luis le arrebató la titularidad. En el palmarés del exguardameta sevillano constan dos Copas del Rey (1935 y 1939) y tres Copas de Andalucía. Jugó en el Sevilla desde 1934 hasta 1941. Posteriormente, jugó una campaña en el Sporting de Gijón.
Fernando Guillamón, al que en sus comienzos se le llegó a conocer como Guillamón III, era doce años menor que su hermano guardameta y debutó con el Sevilla en la gloriosa temporada 1945/1946.
De los tres hermanos futbolistas, fue el que desarrolló una trayectoria de mayor notoriedad. Internacional absoluto, ofreció un altísimo rendimiento en sus once campañas como sevillista. Aunque en un principio se desempeñaba sobre el terreno de juego como delantero, terminó asentándose en la demarcación de lateral derecho. Campeón de Liga y Copa con el Sevilla, puso fin a su carrera en las filas del Baleares. Perteneció al club nervionense desde 1945 hasta 1956, convirtiéndose en toda una leyenda para el Sevilla. Posteriormente entrenaría al Sevilla Atlético e incluso llegaría a afrontar una jornada de Liga como entrenador interino del primer equipo en la campaña 1971/1972.
Naturales de Coria del Río, ambos hermanos jugaron en el Sevilla durante un buen puñado de temporadas, incluso, llegando a coincidir durante tres campañas. Conviene recordar que por aquel entonces, el Coria CF era considerado como cantera del Sevilla.
El mayor de ellos, José Palacios Herrera, jugó en el primer equipo del Sevilla durante once temporadas, siendo pieza clave del equipo que ganó la Liga en la campaña 1945/1946 y proclamándose campeón de Copa en 1948.
Se desenvolvía principlamente en la posición de interior izquierda, aunque era un futbolista polivalente que podía actuar en todas las posiciones de ataque. Futbolista de gran inteligencia y poseedor de un gran disparo, en sus últimas campañas destacó por su gran acierto de cara a portería. Posteriormente, Herrera jugó en el Algeciras y acabó retirándose en el Coria, equipo en el que continuó vinculado como entrenador.
El menor, Jerónimo Palacios Herrera, fue conocido como Herrera II y era seis años menor que el primero de la saga. Coincidió con su hermano en el primer equipo durante las últimas tres campañas de éste, jugando en el Sevilla durante un total de diez temporadas. Defensor zurdo, tuvo grandes dificultades para hacerse con el puesto de titular ante la competencia de Guillamón, Campanal y Valero. Se proclamó subcampeón de Copa y jugó la Copa de Europa con el Sevilla, retirándose en las filas del San Fernando.
Al igual que los Herrera, eran naturales de Coria del Río y tan solo se llevaban un año de diferencia entre sí. A diferencia de los anteriores, a ellos no se les acuñó el término "primero (I)" ni "segundo (II)" como se estilaba en la época, si no que Manuel, el mayor, tomó el apellido, y a Enrique se le conoció por su nombre. Coincidieron durante cinco temporadas en el Sevilla.
Enrique, el menor de los hermanos, debutó con el Sevilla en la temporada 1949/1950 y permaneció en el conjunto nervionense durante nueve campañas. Centrocampista de corte defensivo, poseía una gran resistencia y realizaba un trabajo de brega constante. Jugó la final de Copa que el Sevilla perdió frente al Athletic de Bilbao en 1955. Fue titular durante varias campañas y tras cumplir una larga etapa como sevillista se marchó al Jaén, donde pasó sus últimos años como futbolista.
Manuel, un año mayor que Enrique, tomó el apellido como nombre de guerra en el mundo del fútbol, por lo que se le conoció por Romero. Debutó con el Sevilla en la temporada 1953/1954, permaneciendo en el club hasta 1960. Conocido familiarmente como "Manolillo el de las vacas", fue un defensor polivalente, duro y correoso, famoso por sus célebres marcajes a las grandes figuras de la época. Se asentó como titular en el lateral derecho tras la salida de Guillamón.
Nacidos en Sevilla, ambos jugaban en posiciones ofensivas y solo coincidieron una campaña en el primer equipo del Sevilla, llegando a defender juntos la camiseta sevillista sobre el terreno de juego y proclamándose subcampeones de la Copa del Rey. Según parece, el apodo de Liz obedecía a que al mayor de los hermanos, Manolín, le llamaban "Lin", que terminó derivando en la prensa como "Liz", un sobrenombre que terminarían compartiendo ambos hermanos.
El hermano mayor, Manuel Diaz Gil, conocido como Liz, jugó en el Sevilla durante cinco temporadas, interrumpidas por una cesión al Deportivo de La Coruña. Ocupaba la demarcación de extremo derecho, acompañando en la línea de ataque a futbolistas de la calidad de Doménech o Pepillo. Promedió cinco goles por campaña durante su etapa como sevillista, donde alcanzó la internacionalidad con el combinado B de la selección española (lo que hoy sería la selección sub21). Terminó su carrera en las filas del Almería.
Antonio Diaz Gil, cinco años menor que Liz, fue conocido como Liz II. Solo jugó con el Sevilla en la campaña 1955/1956, disputando únicamente tres partidos de liga en los que, curiosamente, coincidió con su hermano mayor, ocupando el extremo opuesto. Jugó como cedido en el Cádiz (en dos ocasiones) y en el Granada, antes de marcharse al Celta de Vigo y terminar su carrera en el Xerez.
Naturales de la localidad onubense de Calañas, se formaron en la cantera del Sevilla y ambos debutaron en la misma temporada (1974/1975), coincidiendo sobre el terreno de juego en una sola ocasión.
El mayor, Juan María Romero Rivas, conocido como Rivas I en su primera campaña, actuaba en la posición de defensa central y jugó en el Sevilla durante diez temporadas. En su primera campaña (1974/1975) en el primer equipo, fue titular indiscutible pese a su juventud y una pieza básica para conseguir el ascenso a primera división. Ascendió al primer equipo junto a su hermano, de la mano de Roque Olsen.
Al lado del veterano Gallego, aprendió oficio en su posición. Sabía sacar el balón jugado desde atrás y sus férreos marcajes a los delanteros contrarios fueron la característica más reconocible de su carrera deportiva. Años más tarde, formó un excelente tándem defensivo con Antonio Álvarez y en su penúltima campaña disputó la Copa de la UEFA. Sin embargo, a pesar de cuajar una última campaña bastante aceptable, el club decidió dejar de contar con él al finalizar la temporada (1983/1984), por lo que colgó las botas cuando estaba a punto de cumplir los 31 años.
Su hermano menor, Felipe Romero Rivas, fue conocido en el Sevilla con el nombre de Rivas II. Tres años menor que el primero, tan solo participó en un encuentro de liga, donde, curiosamente, coincidió con su hermano sobre el terreno de juego.
Su trayectoria como futbolista fue mucho más discreta que la de su hermano. También era defensa, aunque no consiguió triunfar en el conjunto nervionense. Tras ser cedido a la Balompédica Linense, jugó en el Córdoba y en el Xerez, donde pasó la mayor parte de su carrera hasta su retirada a los 33 años.
Naturales de Marchena, emigraron a Alemania y posteriormente regresaron a España para jugar en el Sevilla. Se llevaban siete años de diferencia y coincidieron en el primer equipo nervionese durante tres campañas, llegando a jugar juntos en numerosas ocasiones.
La carrera de Antonio Álvarez fue mucho más relevante que la de su hermano menor. Defendió la camiseta del Sevilla durante nada menos que trece temporadas y aunque no consiguió debutar con la selección absoluta, fue internacional B en dos ocasiones y jugó tres veces con la selección olímpica.
Defensa central de gran envergadura, muy seguro, con buen trato del balón y de estilo muy elegante, se ganó a pulso el sobrenombre de "el mariscal del área", siendo un futbolista indispensable para el equipo en sus años como sevillista y convirtiéndose en el sexto futbolista que más partidos ha jugado en primera división con la camiseta del Sevilla.
Después jugó en el Málaga y en el Granada, donde colgó las botas con casi 40 años. Como técnico, fue segundo entrenador del Sevilla durante muchos años y posteriormente se hizo cargo del equipo tras la destitución de Manolo Jiménez, pasando a la historia como el entrenador que conquistó la quinta Copa del Rey del Sevilla, algo de lo que no pudo disfrutar en su etapa como jugador.
El hermano menor, Juan Francisco Álvarez, conocido como Álvarez II mientras jugó en el Sevilla, jugaba como delantero. Debutó con el primer equipo nervionense en la temporada 1983/1984, llegando a jugar tres partidos con la selección sub21.
El sevillismo le apodó cariñosamente "Lucky Lucke" por sus delgadas piernas y su peculiar estilo de correr. Aunque permaneció tres campañas en el Sevilla jugando de forma más o menos habitual, no consiguió triunfar plenamente y terminó marchándose al Hércules, donde finalmente colgaría las botas.
La saga de los Choya estuvo compuesta por tres hermanos en realidad, todos ellos formados en la cantera sevillista. El mayor de ellos, Vicente, no llegó a debutar con el primer equipo en partido oficial, a pesar de que jugó varias temporadas con el Sevilla Atlético. En cambio, sus hermanos pequeños, Juan Antonio y Jesús si que llegaron a formar parte de la plantilla del primer equipo. Todos ellos se formaron en la cantera sevillista. Incluso, en la prensa de la época también aparece un cuarto hermano, Ángel, que jugaba en el Carmona en la misma época en que sus otros tres hermanos lo hacían en la cantera del Sevilla.
Juan Antonio Choya era el hermano intermedio de los tres y fue el primero en debutar con el Sevilla en partido oficial. Miguel Muñoz le ascendió al primer equipo en la temporada 1980/1981, cuando tenía solo 20 años, y fue titular indiscutible durante todo el campeonato.
Centrocampista de gran resistencia física, realizaba un enorme trabajo de brega sobre el terreno de juego y no estaba exento de técnica, por lo que aunque era un jugador eminentemente defensivo, también podía incorporarse al ataque. Internacional en las categorías inferiores, llegó a disputar seis encuentros con la selección sub21, debido a su buen hacer en su primera campaña en la máxima categoría. Sin embargo, el protagonismo de Juan Antonio Choya decreció con la llegada de Manolo Cardo al banquillo sevillista en el año siguiente y en su tercera y última campaña en Nervión, apenas disfrutó de minutos, por lo que al finalizar la temporada se marchó traspasado al Salamanca en busca de una nueva oportunidad. No obstante, su sueño de triunfar en primera división se fue al traste tras los dos descensos consecutivos que vivió en Salamanca. Su último club fue el Granada.
El menor de los tres hermanos, Jesús Choya, al que se le llegó a mencionar en la prensa como Choya III en sus comienzos, fue el que disfrutó de una mejor trayectoria en el Sevilla.
Aunque en un principio comenzó como lateral derecho, terminó asentándose en el puesto de mediocentro. Futbolista de gran envergadura, tenía unas cualidades que en el fútbol actual serían muy valoradas. Compensaba su falta de velocidad con inteligencia y un gran primer toque, se ofrecía constantemente como apoyo y tenía una excelente calidad técnica, aunque gran parte de la grada no comulgaba con su fútbol, demasiado novedoso entonces.
Tras jugar como cedido en el Figueras, debutó en la temporada 1985/1986, cuando tenía 22 años. Tuvo gran protagonismo mientras Jock Wallace ocupó el banquillo sevillista, quien le llegó a definir como el "mejor centrocampista de España".
También fue un futbolista importante con Azkargorta, aunque posteriormente, sus apariciones como titular comenzaron a ser cada vez más esporádicas y tras una salida frustrada al Mallorca, comenzaría su particular calvario en forma de lesiones en su rodilla derecha. Esos problemas físicos también impidieron una cesión al Salamanca y finalmente, desmoralizado, llegó a un acuerdo con el club para rescindir su contrato y poner punto y final a su carrera como futbolista.
Fernando Guillamón, al que en sus comienzos se le llegó a conocer como Guillamón III, era doce años menor que su hermano guardameta y debutó con el Sevilla en la gloriosa temporada 1945/1946.
De los tres hermanos futbolistas, fue el que desarrolló una trayectoria de mayor notoriedad. Internacional absoluto, ofreció un altísimo rendimiento en sus once campañas como sevillista. Aunque en un principio se desempeñaba sobre el terreno de juego como delantero, terminó asentándose en la demarcación de lateral derecho. Campeón de Liga y Copa con el Sevilla, puso fin a su carrera en las filas del Baleares. Perteneció al club nervionense desde 1945 hasta 1956, convirtiéndose en toda una leyenda para el Sevilla. Posteriormente entrenaría al Sevilla Atlético e incluso llegaría a afrontar una jornada de Liga como entrenador interino del primer equipo en la campaña 1971/1972.
Los hermanos Herrera
Naturales de Coria del Río, ambos hermanos jugaron en el Sevilla durante un buen puñado de temporadas, incluso, llegando a coincidir durante tres campañas. Conviene recordar que por aquel entonces, el Coria CF era considerado como cantera del Sevilla.
El mayor de ellos, José Palacios Herrera, jugó en el primer equipo del Sevilla durante once temporadas, siendo pieza clave del equipo que ganó la Liga en la campaña 1945/1946 y proclamándose campeón de Copa en 1948.
Se desenvolvía principlamente en la posición de interior izquierda, aunque era un futbolista polivalente que podía actuar en todas las posiciones de ataque. Futbolista de gran inteligencia y poseedor de un gran disparo, en sus últimas campañas destacó por su gran acierto de cara a portería. Posteriormente, Herrera jugó en el Algeciras y acabó retirándose en el Coria, equipo en el que continuó vinculado como entrenador.
El menor, Jerónimo Palacios Herrera, fue conocido como Herrera II y era seis años menor que el primero de la saga. Coincidió con su hermano en el primer equipo durante las últimas tres campañas de éste, jugando en el Sevilla durante un total de diez temporadas. Defensor zurdo, tuvo grandes dificultades para hacerse con el puesto de titular ante la competencia de Guillamón, Campanal y Valero. Se proclamó subcampeón de Copa y jugó la Copa de Europa con el Sevilla, retirándose en las filas del San Fernando.
Los hermanos Romero
Al igual que los Herrera, eran naturales de Coria del Río y tan solo se llevaban un año de diferencia entre sí. A diferencia de los anteriores, a ellos no se les acuñó el término "primero (I)" ni "segundo (II)" como se estilaba en la época, si no que Manuel, el mayor, tomó el apellido, y a Enrique se le conoció por su nombre. Coincidieron durante cinco temporadas en el Sevilla.
Enrique, el menor de los hermanos, debutó con el Sevilla en la temporada 1949/1950 y permaneció en el conjunto nervionense durante nueve campañas. Centrocampista de corte defensivo, poseía una gran resistencia y realizaba un trabajo de brega constante. Jugó la final de Copa que el Sevilla perdió frente al Athletic de Bilbao en 1955. Fue titular durante varias campañas y tras cumplir una larga etapa como sevillista se marchó al Jaén, donde pasó sus últimos años como futbolista.
Manuel, un año mayor que Enrique, tomó el apellido como nombre de guerra en el mundo del fútbol, por lo que se le conoció por Romero. Debutó con el Sevilla en la temporada 1953/1954, permaneciendo en el club hasta 1960. Conocido familiarmente como "Manolillo el de las vacas", fue un defensor polivalente, duro y correoso, famoso por sus célebres marcajes a las grandes figuras de la época. Se asentó como titular en el lateral derecho tras la salida de Guillamón.
Los hermanos Liz
Nacidos en Sevilla, ambos jugaban en posiciones ofensivas y solo coincidieron una campaña en el primer equipo del Sevilla, llegando a defender juntos la camiseta sevillista sobre el terreno de juego y proclamándose subcampeones de la Copa del Rey. Según parece, el apodo de Liz obedecía a que al mayor de los hermanos, Manolín, le llamaban "Lin", que terminó derivando en la prensa como "Liz", un sobrenombre que terminarían compartiendo ambos hermanos.
El hermano mayor, Manuel Diaz Gil, conocido como Liz, jugó en el Sevilla durante cinco temporadas, interrumpidas por una cesión al Deportivo de La Coruña. Ocupaba la demarcación de extremo derecho, acompañando en la línea de ataque a futbolistas de la calidad de Doménech o Pepillo. Promedió cinco goles por campaña durante su etapa como sevillista, donde alcanzó la internacionalidad con el combinado B de la selección española (lo que hoy sería la selección sub21). Terminó su carrera en las filas del Almería.
Antonio Diaz Gil, cinco años menor que Liz, fue conocido como Liz II. Solo jugó con el Sevilla en la campaña 1955/1956, disputando únicamente tres partidos de liga en los que, curiosamente, coincidió con su hermano mayor, ocupando el extremo opuesto. Jugó como cedido en el Cádiz (en dos ocasiones) y en el Granada, antes de marcharse al Celta de Vigo y terminar su carrera en el Xerez.
Los hermanos Rivas
Naturales de la localidad onubense de Calañas, se formaron en la cantera del Sevilla y ambos debutaron en la misma temporada (1974/1975), coincidiendo sobre el terreno de juego en una sola ocasión.
El mayor, Juan María Romero Rivas, conocido como Rivas I en su primera campaña, actuaba en la posición de defensa central y jugó en el Sevilla durante diez temporadas. En su primera campaña (1974/1975) en el primer equipo, fue titular indiscutible pese a su juventud y una pieza básica para conseguir el ascenso a primera división. Ascendió al primer equipo junto a su hermano, de la mano de Roque Olsen.
Al lado del veterano Gallego, aprendió oficio en su posición. Sabía sacar el balón jugado desde atrás y sus férreos marcajes a los delanteros contrarios fueron la característica más reconocible de su carrera deportiva. Años más tarde, formó un excelente tándem defensivo con Antonio Álvarez y en su penúltima campaña disputó la Copa de la UEFA. Sin embargo, a pesar de cuajar una última campaña bastante aceptable, el club decidió dejar de contar con él al finalizar la temporada (1983/1984), por lo que colgó las botas cuando estaba a punto de cumplir los 31 años.
Su hermano menor, Felipe Romero Rivas, fue conocido en el Sevilla con el nombre de Rivas II. Tres años menor que el primero, tan solo participó en un encuentro de liga, donde, curiosamente, coincidió con su hermano sobre el terreno de juego.
Su trayectoria como futbolista fue mucho más discreta que la de su hermano. También era defensa, aunque no consiguió triunfar en el conjunto nervionense. Tras ser cedido a la Balompédica Linense, jugó en el Córdoba y en el Xerez, donde pasó la mayor parte de su carrera hasta su retirada a los 33 años.
Los hermanos Álvarez
Naturales de Marchena, emigraron a Alemania y posteriormente regresaron a España para jugar en el Sevilla. Se llevaban siete años de diferencia y coincidieron en el primer equipo nervionese durante tres campañas, llegando a jugar juntos en numerosas ocasiones.
La carrera de Antonio Álvarez fue mucho más relevante que la de su hermano menor. Defendió la camiseta del Sevilla durante nada menos que trece temporadas y aunque no consiguió debutar con la selección absoluta, fue internacional B en dos ocasiones y jugó tres veces con la selección olímpica.
Defensa central de gran envergadura, muy seguro, con buen trato del balón y de estilo muy elegante, se ganó a pulso el sobrenombre de "el mariscal del área", siendo un futbolista indispensable para el equipo en sus años como sevillista y convirtiéndose en el sexto futbolista que más partidos ha jugado en primera división con la camiseta del Sevilla.
Después jugó en el Málaga y en el Granada, donde colgó las botas con casi 40 años. Como técnico, fue segundo entrenador del Sevilla durante muchos años y posteriormente se hizo cargo del equipo tras la destitución de Manolo Jiménez, pasando a la historia como el entrenador que conquistó la quinta Copa del Rey del Sevilla, algo de lo que no pudo disfrutar en su etapa como jugador.
El hermano menor, Juan Francisco Álvarez, conocido como Álvarez II mientras jugó en el Sevilla, jugaba como delantero. Debutó con el primer equipo nervionense en la temporada 1983/1984, llegando a jugar tres partidos con la selección sub21.
El sevillismo le apodó cariñosamente "Lucky Lucke" por sus delgadas piernas y su peculiar estilo de correr. Aunque permaneció tres campañas en el Sevilla jugando de forma más o menos habitual, no consiguió triunfar plenamente y terminó marchándose al Hércules, donde finalmente colgaría las botas.
Los hermanos Choya
La saga de los Choya estuvo compuesta por tres hermanos en realidad, todos ellos formados en la cantera sevillista. El mayor de ellos, Vicente, no llegó a debutar con el primer equipo en partido oficial, a pesar de que jugó varias temporadas con el Sevilla Atlético. En cambio, sus hermanos pequeños, Juan Antonio y Jesús si que llegaron a formar parte de la plantilla del primer equipo. Todos ellos se formaron en la cantera sevillista. Incluso, en la prensa de la época también aparece un cuarto hermano, Ángel, que jugaba en el Carmona en la misma época en que sus otros tres hermanos lo hacían en la cantera del Sevilla.
En esta foto podemos ver a los tres hermanos, antes del comienzo de un encuentro amistoso del Sevilla en el Sánchez Pizjuán:
Juan Antonio Choya era el hermano intermedio de los tres y fue el primero en debutar con el Sevilla en partido oficial. Miguel Muñoz le ascendió al primer equipo en la temporada 1980/1981, cuando tenía solo 20 años, y fue titular indiscutible durante todo el campeonato.
Centrocampista de gran resistencia física, realizaba un enorme trabajo de brega sobre el terreno de juego y no estaba exento de técnica, por lo que aunque era un jugador eminentemente defensivo, también podía incorporarse al ataque. Internacional en las categorías inferiores, llegó a disputar seis encuentros con la selección sub21, debido a su buen hacer en su primera campaña en la máxima categoría. Sin embargo, el protagonismo de Juan Antonio Choya decreció con la llegada de Manolo Cardo al banquillo sevillista en el año siguiente y en su tercera y última campaña en Nervión, apenas disfrutó de minutos, por lo que al finalizar la temporada se marchó traspasado al Salamanca en busca de una nueva oportunidad. No obstante, su sueño de triunfar en primera división se fue al traste tras los dos descensos consecutivos que vivió en Salamanca. Su último club fue el Granada.
El menor de los tres hermanos, Jesús Choya, al que se le llegó a mencionar en la prensa como Choya III en sus comienzos, fue el que disfrutó de una mejor trayectoria en el Sevilla.
Aunque en un principio comenzó como lateral derecho, terminó asentándose en el puesto de mediocentro. Futbolista de gran envergadura, tenía unas cualidades que en el fútbol actual serían muy valoradas. Compensaba su falta de velocidad con inteligencia y un gran primer toque, se ofrecía constantemente como apoyo y tenía una excelente calidad técnica, aunque gran parte de la grada no comulgaba con su fútbol, demasiado novedoso entonces.
Tras jugar como cedido en el Figueras, debutó en la temporada 1985/1986, cuando tenía 22 años. Tuvo gran protagonismo mientras Jock Wallace ocupó el banquillo sevillista, quien le llegó a definir como el "mejor centrocampista de España".
También fue un futbolista importante con Azkargorta, aunque posteriormente, sus apariciones como titular comenzaron a ser cada vez más esporádicas y tras una salida frustrada al Mallorca, comenzaría su particular calvario en forma de lesiones en su rodilla derecha. Esos problemas físicos también impidieron una cesión al Salamanca y finalmente, desmoralizado, llegó a un acuerdo con el club para rescindir su contrato y poner punto y final a su carrera como futbolista.
Los hermanos Navas
Tres años de diferencia existe entre estos hermanos de Los Palacios. Formados en la cantera del Sevilla, ambos debutaron en primera división de la mano de Joaquín Caparrós en la temporada 2003/2004. El hermano menor, Jesús Navas, debutó unos meses antes que el mayor. En aquella campaña coincidieron en muchas ocasiones sobre el terreno de juego, aunque siempre lo hicieron con el filial y nunca con el primer equipo.
Ambos jugaban en la misma posición y compartían explosividad sobre el campo. La mayor diferencia radicaba en el físico, pues Marco era un jugador más consistente y de mayor potencia, mientras que Jesús, poseía un físico frágil que compensaba con mucha velocidad, una magnífica habilidad para el desborde y una gran resistencia. Aunque en un primer momento parecía que Jesús Navas estaba más verde que su hermano mayor para el primer equipo, él sería quien acabaría triunfando en el Sevilla.
Finalmente, Marco Navas no consiguió hacerse un hueco en el Sevilla y fue quemando etapas en el Polideportivo Ejido, Xerez, Albacete, Guadalajara, Huesca, Leganés, Recreativo de Huelva, Bury FC y Cabecense, donde puso punto y final a su carrera. Curiosamente, coincidió en Inglaterra con su hermano durante su estancia en el Bury FC, un modesto conjunto británico.
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