El Sevillismo siempre se ha caracterizado por ser una afición exigente y crítica, rozando el exceso, pero que, sin embargo, jamás abandona el barco y apoya a su equipo bajo cualquier circunstancia en la que se encuentre. No hay cabida para el conformismo ni para los "manquepierdas" y gracias a ese nivel de exigencia, en gran medida, llegaron los títulos conquistados en la última década.